Tras varios años de ausencia, la cantaora Carmen Linares pisó de nuevo las tablas del Teatro Villamarta para deleitarnos con su voz a través de textos de grandes poetas
Impás dancístico. Tras el estreno de 'Metáfora' por la Ballet Flamenco de Andalucía y 'El aire que me lleva', por los bailaores Andrés Peña y Pilar Ogalla; llegó el turno del cante. De la mano de una garganta aquilatada por la sapiencia. Macerada y equilibrada. Elegante y señorial. Carmen Linares pisó las tablas del Teatro Villamarta con una obra preciosista. Recopilando y adaptando letras de grandes poetas de antaño, así como de otros más coetáneos. Desde Federico García Lorca a Juan Ramón Jiménez, pasando por Miguel Hernández, y rememorando a José Ángel Valente o Rafael Alberti. Sin olvidarnos del más actual y del cual tenemos la suerte de seguir nutriéndonos, como es el caso del poeta de Archidona, José Luis Ortiz Nuevo. Bajo estas premisas, la cantaora jiennense ofertó un variado recorrido por infinidad de versos trasladados a la musicalidad de lo jondo a través de una atildada puesta en escena, partiendo desde lo intimista a lo colorista, en función de las letras y palos interpretados.
Sencillez y finura. Adjetivos que personifican el decir y estar de esta señora del cante. Fueron los parámetros que sustentaban a la obra. Con una luz acorde en todo momento a las circunstancias, que adornaron los cerca de noventa minutos que la artista de Linares estuvo en escenario.
Entre sonantas y piano. Así principió la noche. Una introducción musical mecida por alegrías. Prólogo de la aparición de la cantaora que comenzó su amplio repertorio con 'La luz que a mí me alumbraba', de Ortiz Nuevo. Tema imbricado en el ternario, que sirvió para abrir la terna. Bajo una luz cálida que precedería los ulteriores pasajes más intimistas de la noche, vertebrados sobre los versos de Miguel Hernández. Voz y piano. Para enaltecer la poesía del de Orihuela. 'El niño yuntero' por malagueña y rondeña. Lidiando en cada tercio que fluían a través del clavicordio de Pablo Suárez. En 'Mis ojos sin tus ojos' y en 'Casida del sediento'. Emoción, nostalgia y dulzura. Composiciones más libres que se acompasaron 'El sol, la rosa y el niño' por toná y debla. Palos con los que finiquitó los poemas del Murciano. Y que dieron paso al genial poeta granadino, Federico García Lorca.
'Asesinado por el cielo'. Tema con el que el baile haría acto de presencia a través de la danza de Belén Maya. Por granaína y rondeña. Con un braceo electrizante, y armonioso. Bailando al cante de Carmen Linares entre giros y ademanes concéntricos. Con bata de cola negra con degradado en los volantes. Que edulcoraron aun más, si cabe, los textos del inigualable poeta y la acrisolada garganta de la cantaora.
De Granada a Huelva. Con Juan Ramón Jiménez, al que remembró por alegrías. Y homenajeó por Huelva. Con la finura y delicadeza que la define. Sin gratuidades. Administrando su voz en cada momento.
Estamos llegando a la decena. Esta vez con Rafael Alberti. 'Se equivocó la paloma'. Incidiendo en el ternario para adaptar las letras del creador gaditano. Y que sirvieron para rematar el inventario con canciones populares recopiladas por Lorca al compás de bulerías. Tales como la archiconocida 'Anda jaleo'.
Una decena de cantes con una riqueza literaria que Carmen Linares supo defender e interpretar en todo momento. Imbuyendo la emotividad necesaria a cada uno de los muchos y variados versos que pulularon por el patio de butacas del primer coliseo jerezano.
Como bis. Segunda pincelada de la bailaora Belén Maya. Con traje marrón con lunares claros. En las que prosiguió degustando el cante y saboreando las estrofas de José Ángel Valente. Entre remolinos, marcajes y mudanzas. Escrutando su coqueta figura por seguiriyas. Y recreándose en el vigoroso zapateado. Exquisito postre para un gran buffet. Que sentenció la dama del cante con un fragmento del himno de Andalucía por cartagenera a capela. Guinda a un montaje vivaz y equilibrado. Ecuánime y venerable, propio de la sabiduría de una artista por los cuatro costados.
Article publié dans le quotidien "La Voz de Jerez"