El desencanto generalizado que provocó la caída de cartel de El Lebrijano y José Mercé fué un lastre con el que el pianista de Lebrija anduvo guerreando toda la noche.
Dos horas y pico, un pico largo, para la presentación del nuevo trabajo de Dorantes, "Sin muros". Un trabajo que por lo que apreciamos está mas apegado al jazz y a la world music. Un track list bastante inquieto, con una diversidad latente, pero con componentes flamencos en todos y cada uno de los números.
Por bulerías ,"Sin muros ni candados", para descubrir el contrabajo de Renaud García, prodigio con los dedos y con el arco. La granaina nos dejó el primer apunte de Esperanza Fernández al cante.Piano y voz invitándose mutuamente a responderse, sin prisas, pausando el tiempo. Pedro Peña y Pedro Mª Peña dieron voz y guitarra para construir una soleá de tintes familiares, con los aires con que los clanes Peña y Bacán han dotado al cante lebrijano, una soleá cargada de negrura.
La pieza mas jazz de la velada fue "Ni una gota", un muestrario de virtudes melódicas y rítmicas que ejecutó Dorantes en solitario. Soplos de Nueva York y nostálgicas melodías.
Las guajiras de nuevo en la voz de Esperanza Fernández terminaron de esclarecer el perfecto maridaje que se crea de la asociación entre los dos artistas. Ambos salen ganando siempre, como ya demostrasen en "Di, di, Ana" de su anterior trabajo "Sur". Los tangos elevaron la presencia sonora del pianista, demasiado agazapado en la dirección de la banda hasta ese momento. Un tema con continuos virajes hacía los sabores brasileños.
Rafael de Utrera se encargó de suplir a José Mercé en las alegrías y el fruto fue sobresaliente. Bandoneón y piano protagonizaron un mano a mano con giros melódicos que llevaban de los puertos a Buenos Aires.
Para finalizar tuvimos la presencia de nuevo de Pedro Peña en una suerte de seguirillas y de El Pele, que primero por soleá de Alcalá y mas tarde por bulerías, puso peso y pausa a un tema de minutaje infinito, en el que todos los músicos tuvieron ocasión de gustarse en muestras individuales de talento.
Dorantes es de nuevo fiel a sí mismo sin dejar de ser fiel a su raíz y al peso del apellido que lo señala. Vuelve a comandar a una banda de contrastes y calidades notables y obviando la excesiva longitud del recital dejó satisfecho a un público que lo sigue con lealtad.