Hace tan solo un par de días "discutía"con una amiga sobre la posición y la importancia de Miguel Poveda en el flamenco actual.
Mi interlocutora defendía que nadie puede dar tanto como Poveda actualmente en el panorama flamenco, y si bien yo me mostraba de acuerdo, defendía que la gran virtud de Miguel es la inteligencia, más allá de un timbre prodigioso o de un conocimiento del cante indiscutible.
Poveda sabe qué debe cantar,en qué momento y con qué intensidad. Ya sea para un público flamenco, el aficionado a la copla, o simplemente para los que no le exigen más que buen gusto en la canción ligera.
Otros cantaores de parecidas cualidades vocales y de reconocidos conocimientos del arte grande, pinchan precisamente en eso, en no poseer una cabeza prodigiosa como la que usa Miguel.
Pero a veces ocurre que el saber que quiere el público puede suponer un problema. Miguel sabía de antemano que en la gala de presentación de la Bienal iban a compartir graderío flamencos cabales, flamencos ligeros, copleros y fans de Almodovar.Y dispuso un espectáculo que tuviese un poco de todo.
Desde un arranque muy entonado por livianas a un cierre ,con el cantaor casi exhausto, de canción ligera. Entre el punto de partida y el destino transcurrieron dos horas y cuarenta minutos, algo que notó tanto el respetable,como la voz de Miguel.
Como contar el espectáculo pormenorizadamente nos llevaría casi el mismo tiempo que duró el espectáculo,resumiré diciendo que tuvo principalmente tres actos.
En la primera parte Miguel nos regaló las ya citadas livianas junto a nanas, marianas, pregones, caña, soleá apolá, petenera ,malagueña y bulerías. Ni más ni menos.
El pregón de la Uva de Caracol fué junto a la fiesta por bulerías el momento de más intensidad de toda la noche. Con el cantaor entonadísimo y volcado en arrojarse al cante más puro. La irrupción de Moraito en las bulerías insufló una energía extra tanto al público como al cantaor, que abrió por la Paquera dejando embobado a todo el que escuchaba.
De ésta primera parte es justo destacar la Alegría con mayúsculas que bailó maravillosamente Laura Rozalén, acompañada por un no menos formidable "Trini" que estuvo soberbio toda la noche.
Los pregones del "Galli" también dejaron gran sabor de boca y junto a una bellísima interpretación de "Málaga" a cargo de la Orquesta Joven de Andalucía fueron los momentos mas lucidos del primer segmento.
Para la segunda parte Miguel mostró su faceta mas teatral, rumbas con olores de Utrera, coplas de todas las guisas interpretadas por el elenco femenino, copla con orquesta o momentos tangueros más flamencos que porteños. El de Badalona se dejó llevar,bailó y gestualizó de lo lindo.
Dos momentos sobresalieron, los fandangos con una soberbia Sandra Carrasco, dándole brillo a los cantes de su tierra; y un juego escénico en el que Miguel, cantando coplas tradicionales, iba cambiando el estilo a la vez que los bailaores le iban poniendo y quitando sombreros. Una delicia.
El tramo final pilló a Miguel cansado: tangos de Triana por fiesta, soleá, seguriyas, alegrías...
El exceso le pasó factura y si bien es verdad que no se le puede poner ni un solo pero a la ejecución de los cantes, no brilló como suele ser habitual en él. Demostró a pesar de todo haber preparado a conciencia los estilos, Mairena y Marchena estuvieron clavados.
La otra gran aparición de la noche fue de Esperanza Fernández, en una descafeinadísima versión de "La leyenda del tiempo", descafeinada no por la aparición de la cantaora sevillana que cumplió a la perfección, sino por una orquestación algo pomposa y unos coros que no le hicieron justicia a uno de los emblemas del arte flamenco. Tras una prodigiosa adaptación de la orquesta a los tiempos de soleares que Poveda desgranaba, el cantaor sólo volvió ya para cerrar a modo de crooner flamenco con las palabras de Gil de Biedma.
La gala tuvo grandes momentos,pero pecó de excesiva duración, la iluminación estuvo bastante discreta y las transiciones estuvieron carentes de sentido y ritmo.
Pese a ello,Miguel Poveda sale triunfante de una apuesta más. Dió lo necesario para no dejar a nadie insatisfecho y demostró una versatilidad que le asegura mantener público y éxito en tiempos futuros