Tras una confusa introducción de canto lírico contemporáneo a cargo de Montserrat Palacios, y una no menos confusa coreografía a dos batas entre Lalo Tejada y Juanjo Díaz con un sorprendente pantalón de cola, pudimos asistir a un homenaje a los viejos maestros trianeros del cante y del baile. Un homenaje a la escuela flamenca sevillana.
Manolo Marín interpretándose a sí mismo, a modo de maestro de Lalo Tejada, se expuso en un clásico paso a dos por alegrías, pulsadas formidablemente por la voz de Juan José Amador. Una vez en el escenario y ya en solitario, Manolo bailó tangos trianeros dando una lección de maneras clásicas y acabando con un simpático, "ya está niños, que estoy asfixiao", genio y figura.
Por alegrías Lalo interpretó el número que había estado "ensayando" con Manolo Marín con gran profusión de vuelos de mantón y formas muy sevillanas en la escobilla. Destacadísimo el trabajo de Ramón Amador en la guitarra por alegrías.
Con las campanas trianeras tañidas por las manos de Llorenç Barber, Segundo falcón cantó por peteneras desde uno de los balcones del patio del hotel, cargando de suavidad el cante y finalizando con una última letra de peteneras de "La Rubia" de mucho merito. A la replica, también desde el balcón, salió Paco Taranto por seguiriyas que de nuevo se cerraron con las campanas trianeras.
Segundo Falcón escoltó al "Moro" por la platea mientras rememoraban los tiempos en que ambos cantaban en el tablao de "Los gallos". Cuplé por bulerías del "Moro" y fin de fiesta grande por tangos y bulerías con pataitas de todos los presentes, Angelita Vaargas, Fali Reina, Concha Vargas, Hiniesta Cortés, Carmen Ledesma, Isabel López...
Una oda a la Triana y a la Sevilla que parió el flamenco que conocemos hoy en día.