Sorprendente la propuesta que David Palomar nos trajo ayer noche en la presentación de su segundo álbum. Acompañado de hasta 6 músicos y cuatro coristas fue descubriendo lo que vamos a encontrar en su nuevo trabajo.
Para arrancar letra contra la violencia de género, hip-hop y teclados con perfumes de Imán o Cai. Por malagueñas vino el primer diez de la noche. Cante puro, agarrado a las raíces, con el "sentío" que él sabe darle al palo. Y dos revoluciones, la de la letra, explícitamente unida a la reivindicación social y el contrabajo eléctrico como único acompañamiento del cante. Cuerpo de jazz sin perder la esencia flamenca.
En los tientos "Hoy no hay cazón" aplicó la misma premisa, cante ortodoxo con letra de Juan José Tellez y armazón sonoro compuesto de laúd, percusión árabe y guitarra flamenca. Ventolera moruna de la Caleta y voz con ecos del Santiago Donday de "Morrongo".
Para las bulerías, como ya hiciese en "Trimilenaria", rindió homenaje a su segunda casa y tuvo a Jerez de la Frontera en todos los versos. El segundo diez de la noche vino de la mano de unos tanguillos con letra y música de Jesús Bienvenido.Tanguillos flamencos, deudores del coro carnavalero y del compás de "tres por cuatro" de la chirigota. Letra irónica cargada de "tiritos", con Napoleón como protagonista de las chanzas y la guasa añadida de acabar dedicándoselas a Nicolás Sarkozy. Ritmo contagioso y David disfrutando como un chiquillo. Mandolas como bandurrias, un acompañamiento cantado recién salido del Pay-Pay y una orquesta de "baratillo" con tanto descaro como el protagonista.
Tras un recuerdo a Triana o Alameda en forma de Rock Andaluz, se nos vino encima un Rafael Rodríguez monstruoso por zambra y David no menos inspirado al cante.
Dani Méndez fue el invitado al que se encomendó para el soniquete de las segundas bulerías de la noche, con un recuerdo final para el maestro Chano Lobato. También de puño y letra de Jesús Bienvenido llegaron unas sevillanas flamencas que el cantaor dedicó a Sevilla aclarando que si bien es viñero, se había terminado de "hacer" como cantaor en Sevilla de la mano de las compañías de Javier Barón o Cristina Hoyos.
Sin músicos en el escenario, Palomar se acercó a proscenio y de viva voz se cantó a modo de cierre una ronda de cantiñas, con La Perla como protagonista primera, unas romeras para el enlace y unas cantiñas de la Mirris finales que volvieron a evocar a Chano.
La banda volvió tras el saludo para interpretar "Havana Club cinco", con unos aromas a Javier Ruibal que cerraron definitivamente la noche. David entrega una propuesta discográfica muy heterogénea, basada en el cante cabal, donde recupera las malagueñas de Fosforito el viejo, la granaina de Cepero o la soleá de Ramón Jarana. Pero también reivindica otras formas musicales, sin caer en la comercialidad de otros productos. Más cercano a esa escena que en Cádiz han propiciado artistas como Sergio Monroy, Javier Ruibal o La Sonora Big Band. Un trabajo permeable a sus influencias personales, a esas otras músicas que lleva escuchando toda la vida.
Como resumen de toda la noche ésta perla del cantaor gaditano: "Yo tuve una infancia muy buena y por eso me salen las cosas con esta alegría".